jueves, 31 de mayo de 2007

Aeropuerto

Terquedad de ojos que no obedecen.

Música delirante y trasnochada…

Abrir los blancos espacios de la palabra. Otra vez.

El sol se llenó de lágrimas. Un parabrisas reflejando espejismos.

Retrovisores de miradas oscuras, horizontales, divididas.

Quiso mi cuerpo vivir el aire seco de la llegada. Otra vez.

Quedaron tantas y tantas luces encendidas, almas mojadas por acentos hispanos,

Células epidérmicas, brotes de sangre tinta y agua sucia bajo los puentes.

Caminamos testigos los eternos vericuetos,

Reconociéndonos amigos, hermanos de papel.

Otra vez.

Sigue sonando a dos voces la despedida.

Tango maldito, ron añejo.

Una carretera metiéndose en los poros como un tatuaje

Aves vacías dibujando líneas de fuga…

Sigo llegando cada hora recordada.

Sigo trabando con mi lengua, la lengua olvidada.

2 comentarios:

Silvia Piranesi dijo...

"Quiso mi cuerpo vivir el aire seco de la llegada", cómo me golpeó esto.

Es uno de esos collages de los que yo he hablado en algún momento, en esa lengua olvidada que decís vos.

Me recordaste las repetidas idas al aeropuerto y volver despedido como zombie, viendo pal cielo y mudo.

Me encanta cuando sacás a la palabra del espacio en blanco.

macizo dijo...

mae, luisiño, no sabía que ´tenías blog, al chile....guevón!!! ahora el brindis tiene que ser doble o triple o lo que sea, por tu aeropuerto, por el condenado pajarraco, por las costras que tiene que quitarse uno para estirar los dedos, bien vale la pena el esfuerzo
un abrazo