domingo, 3 de agosto de 2008

Horas

Planicie de horas. Destiempo. Redondas superficies blancas. Taquicardia de agujas sin filo. Anarquía de arena y vidrio.

Entrás en mí como un reloj roto. Dígitos que marcan segundos improbables. Veleta del tiempo. Búsqueda del exacto instante. Cero redondo, rojos tus labios me miran. Las doce en punto.

Sin vos me detengo en medio de un segundo. En medio de otro cuadrante te busco de nuevo. Estás presente como un tic tac…y mi mano tiembla encontrándote.

Hago ahogar los gritos. Logro defender los miedos. Encerrarlos. Protegerlos.

Cada uno de mis pasos inconcientes, a vos me llevan. En vos me encuentro.
Te cargo presente, bala resbalando en la sien. Racimo de uñas rasgándome la seda. Dientes prometiendo huellas asesinas. Cabellos escondiendo bocas y cerezas. Pies descalzos de insomnio y amaneceres.

Ahora te nombro. Con los confines inseguros, temblorosos te escribo.
Describirte sería pedirle demasiado a la lengua. Abultar el lenguaje de miserias conocidas. Necesito otro medio para llamarte. Armarme de técnicas y paciencia. Te resbalas y no te detengo. Las palabras pasan y te borras. Desearía poder citarte, poder escribirte con mi silencio.

La calle esta mojada. Cada reflejo, cada bostezo en las almohadas y el dia comieza con vos al frente. Te veo en la ventana. Sol y desayuno. Me llamás sin saberlo. Y yo te escucho sin pensarlo. Voy alimentando el día con tu memoria. De nuevo entre la gente te llamo. Con la boca cerrada te invoco. Te protejo de miradas y acertijos. Me proteges de pronunciamientos y discursos fluviales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sabía que escribías poesía, y tan bien...!

Estaré visitándote